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martes, 22 de noviembre de 2011

LA ROSA DE LOS VIENTOS

  Es importante recordar que el efecto de nuestras acciones depende por completo de la intención o motivación a que responden y no de su envergadura.

    Es nuestra motivación, ya sea buena o mala, la que determina el fruto de nuestros actos

Toda la dicha que hay en este mundo,
toda,
proviene de desear que los demás sean felices.
Y todo el sufrimiento que hay en este mundo,
todo,
proviene de desear ser feliz yo.

    Cada vez que perjudiquemos a otros, nos perjudicamos directamente a nosotros mismos, y cada vez que les proporcionamos felicidad, nos proporcionamos a nosotros felicidad futura.

    Si intentas dominar tus motivos egoístas; ira y demás, y cultivar más bondad y compasión hacia los demás, en último término tú mismo te beneficiarás más de lo que te beneficiarías de otro modo.
     El egoísta sabio debería practicar de esa manera. Los egoístas necios siempre están pensando en sí mismos, y el resultado es negativo. Los egoístas sabios piensan en los demás, ayudan a los demás tanto como pueden, y el resultado es que ellos siempre se benefician.

    En el Universo existe Bondad y Justicia. Como todos llevamos un Universo dentro de nosotros, esta bondad es la que todos tratamos de poner al descubierto y liberar. Cuando actuamos de forma positiva, nos movemos hacia ella. Cuando nuestra actitud es negativa, la oscurecemos y la inhibimos. Pero cuando no podemos expresarla en nuestra vida y actos, entonces nos sentimos desdichados y frustrados.

Por lo tanto… que sacamos de todo esto? Con qué nos quedamos?

  Cultiva ese buen corazón que anhela que los demás seres encuentren una felicidad duradera y actúa para proporcionar esa felicidad.
Alimenta y practica la bondad.
“No hay necesidad de Templos, ni tampoco de filosofías complicadas.”
Nuestro propio cerebro,(pero el cerebro emocional no el torturador….), nuestro Corazón, es nuestro Templo.
Y la verdadera Filosofía… La BONDAD!